Elrond, Franco y Sinde
El mundo ha cambiado.
Lo siento en el agua.
Lo siento en la tierra.
Lo huelo en el aire.
Mucho se perdió entonces,
pero nadie vive ahora para recordarlo.
Los elfos sabían que su época expiraba. Así lo cuenta Galadriel en el comienzo de El Señor de los Anillos. Sabían que el tiempo de los elfos había terminado y que comenzaba el de los humanos. "Es en los hombres en quien hay que confiar", le dice Gandalf a Elrond. Así que los señores elfos meten sus maletas en unas barcas y se van al Otro Barrio, al Otro Mundo: desaparecen.
¿Todos? NO. Arwen se sabe reinventar y se casa con Aragórn, capitán de Zaragoza.
No le vamos a pedir a gente como Pilar Bardem, Alejandro Sanz, González-Sinde, Ramonzuelo, la muerta de hambre Rosario o a los Académicos que aún mantienen dientes que sean como elfos y que entiendan la nueva situación; ni al que mueve la marionetas (de quien las marionetas nunca hablan), EEUU: que o pueden desaparecer o pueden reinventarse. Ni al PPSOE, que consigue ponerse de acuerdo en esto, y no en educación. No, ellos no pueden entender eso.
Escojamos un ejemplo más patrio:
Las cortes franquistas votaron su propia disolución. Entendieron que había pasado su tiempo: las barbas portuguesas habían sido peladas y ellos (con seguridades de que no iban a ser procesados) las pusieron a remojar. Cogieron sus barquitas y se piraron. Al menos de la actualidad política.
Lo que el franquismo consiguió entender, los artistas e intelectuales no. Lo que las cenizas fascistas pudieron meterse en la cabeza, la industria pachanguera no. El mundo ha cambiado. Lo siento en Internet. Lo siento en Megavideo. Lo huelo en Spotify. Mucho está perdiendo la industria clásica, pero nadie vivirá para recordarlo.
Porque eso es lo que vendrá. "Es en los internautas en quien hay que confiar". La razón y la (r)evolución tecnológica triunfarán. La nuevas generaciones, que aprendimos a manejar un ordenador antes de aprender a escribir, iremos empujando cada vez con más fuerza. Los viejos reaccionarios irán desaparenciendo y en algunos años no quedará nadie al otro lado de la brecha digital. Hoy habéis conseguido una ley tullida. Disfrutadla. Porque el futuro es nuestro.