jueves, 1 de enero de 2015

Conceptos básicos para criar de manera bilingüe

La derecha populista bávara en el poder tuvo la ocurrencia de sugerir como medida política prohibir que se hable en casa o en la calle otra idioma que no sea alemán. La propuesta recuerda a la opresión lingüística franquista contra vasco, catalán y gallego. No se llevará a cabo, evidentemente: es una sonrisita hacia la ultra derecha al mismo tiempo que un escupitajo contra cualquiera que tenga presente en su casa un idioma diferente al alemán. Al margen del ridículo, creo que puede ser visto como indicador del rechazo germano contra la crianza bilingüe.

Prejuicios que encuentras de manera constante en Alemania señalan que un niño que se cría con dos idiomas: es probable que tenga problemas en la escuela; su desarrollo lingüístico y cognitivo será más lento;  se sentirá confuso; hablará los dos idiomas de manera parcial (halbsprachig) y con errores; probablemente tartamudeará; aprenderá a hablar más tarde...

El bilingüismo infantil es ampliamente observado de manera negativa (no así el adulto), parcialmente también por parte de profesores, pediatras e incluso investigadores sobre el tema. Al buscar bibliografía en alemán sobre el tema, el concepto bilingüismo (Bilinguismus o Zweisprechigkeit) suele aparecer asociado a otras palabras como problema, reto, retraso o incluso afasia (es decir 'enfermedad del habla').

Cada cultura tiene sus fantasmas y sus obsesiones y los alemanes tienen sus problemas históricos con la emigración, principalmente turca. Criar un hijo de manera bilingüe en Alemania es un reto, por lo que he intentado leer literatura científica sobre el tema, también en alemán para formarme. Este post pretende ser un resumen de algunos conceptos que deberían estar claros al plantearse este reto:
  • La crianza bilingüe no trae ninguna desventaja ni cognitiva ni lingüística. Rechaza de raíz cualquier prejuicio de ese tipo.
  • Si el niño adquiere suficiente competencia en varias lenguas, el bilingüismo tiene ventajas tanto cognitivas (capacidad de abstracción más temprana) como lingüísticas (mayor sensibilidad lingüística).
  • Las personas señalarán que el niño comete errores en ambos idiomas y que es debido al bilingüismo. Cualquier niño comete errores al aprender un idioma; cuando un monolingüe los comete, se percibe con humor ("qué gracioso, ha dicho..."). Cuando un plurilingüe los comete, es un indicador de retraso y problemas.
  • Todos conocemos el concepto de lengua madre. En realidad ese concepto no es tan importante como se tiende a pensar. Es más importante el concepto de lengua de entorno.
  • Pongamos una familia de españoles en Alemania. Su hijo tendrá el español como lengua madre (o lengua familiar), pero en realidad es el alemán su lengua de entorno y será su idioma dominante o más fuerte, ya que es el que utiliza la sociedad donde vive.
  • En general, la lengua de entorno tiende a ser la más fuerte; la familiar es la lengua débil. A un par de españoles viviendo en Alemania no les tiene que preocupar si su hijo hablará bien alemán, porque lo hará con toda seguridad. Lo que les debe preocupar es si su hijo hablará español y cómo.
  • El niño, principalmente en la entrada a la guardería o a la escuela, tenderá a dejar de hablar la lengua familiar y solo utilizar la lengua de entorno. El niño puede hacerlo de manera inconsciente (no se da cuenta que no la utiliza) o de manera consciente y activa ("no quiero hablar vuestra estúpida lengua").
  • La mayoría de los niños (76%) dejan de utilizar la lengua familiar durante una época. Depende de los padres conseguir que vuelvan a hablarla.
  • En la lengua dominante el niño aprenderá a jugar con otros niños, a hablar con otros niños, a hablar en las tiendas; en la escuela aprenderá a contar, a leer muchos tipos diferentes de textos, escuchar a personas cultas explicar cosas complicadas...  Todas esas funciones el niño las podrá hacer más cómodamente en la lengua dominante que en la lengua familiar. En general la lengua de entorno será con la que más seguridad y creatividad utilizará el niño.
  • Las lenguas tienen diferentes grados de prestigio social: todo el mundo ve como muy positivo aprender inglés; por contra, el turco o el búlgaro (por ejemplo) se ven como poco útiles. El niño percibe ese rechazo o refuerzo social. Resulta más difícil criar a nuestro hijo en una lengua que se percibe como de pobres emigrantes pobres que en una que se percibe como de cultura y éxito.
  • El prestigio social del español es en general positivo, aunque no tiene el prestigio de inglés o francés.
  • La situación lingüística dentro de casa es extremadamente importante. Una situación positiva es cuando ambos padres hablen en casa solo y de manera consecuente la lengua familiar.
  • Si uno de los padres habla la lengua de entorno, se reducen notablemente las posibilidades de que el niño utilice fluidamente la otra lengua. Esto es aún más negativo si quien habla la lengua no dominante es quien pasa más tiempo (tradicionalmente la madre).
  • Para entender mejor el punto anterior, pongamos el caso de un español que vive en Alemania, tiene un hijo con una alemana; ella pasa más tiempo con el niño y ella le habla en alemán. Es muy poco probable que ese niño hable español.
  • Es importante que el niño conozca otras personas que hablen el idioma familiar. Para ello pueden incentivarse los viajes, la relación con niños que hablen ese idioma, las visitas de parientes, libros, DVDs o televisión, juguetes, etcétera.

Bibliografía principal

  • Leist, Villis, Anja, Elternratgeber Zweisprachigkeit, Tübingen: Stauffenburg 2008
  • Kielhöfer, Bernd / Jonekeit, Sylvie, Zweisrpachige Kindererziehung, Tübingen: Stauffenburg 1995
  • Scharff Rethfeldt, Wiebke, Kindliche Mehrsprachigkeit Stuttgart: Thieme 20013

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