Dr. Seuss' The Lorax: una película para niños y una crítica política
Una película para niños con los típicos ingredientes: joven héroe, chica guapa, malo feo, animalitos adorables, canciones pegadizas, aventuras, bromas... Puedes sentarte ante la pantalla con tus hijos o sobrinos y ver Dr. Seuss' The Lorax (o Lorax, en Busca de La Trúfula Perdida) como una película de dibujos sin más.
Pero yo invito a hacer otra lectura. Porque desde la primera canción en la que se nos presenta la ciudad nos damos cuenta que hay algo diferente. Un mundo feliz sin árboles de verdad, donde las personas aceptan que no quieren saber dónde va su basura, donde los niños brillan al entrar en contacto con el agua; una ciudad satisfecha que no quiere cambiar:
En la ciudad hay una especie de alcalde que es el malo de la película. Lo curioso es que también es el fundador de una empresa enorme que fabrica cualquier cosa en la ciudad. Ese señor va acompañado de dos guardaespaldas enormes que tienen acceso a todas las cámaras de la ciudad, incluso a aquellas que se encuentran dentro de las casas de las personas. Peor que ese control es el que ejercen sobre las fronteras de la ciudad: aunque no hay una prohibición explícita de abandonar la ciudad, nadie sale nunca y es casi imposible hacerlo.
Además el personaje ejerce su poder sabiendo que lo que vende es idiota y perjudicial. Su producto principal son bombonas de oxígeno ya que el aire es tóxico; aunque en realidad en la ciudad se puede comprar de todo de plástico: incluso árboles que utilizan 96 pilas. En una escena de la película unos comerciales le presentan una nueva propaganda sobre botellas llenas de aire, con un vídeo que recuerda a la mitad de la publicidad de bebidas. La escena se cierra con la reflexión de que la nueva fábrica botellas empeorará todavía más el aire de la ciudad, lo que hará vender todavía más su producto estrella: aire artificial.
La búsqueda de los árboles (o trúfulas) perdidos se opone por lo tanto a los beneficios de la compañía. Como señala el malo:
Una de las sorpresas de la película es la de un joven soñador que busca romper las expectativas de su entorno. Esa sería la descripción del 95% de los protagonistas de películas para niños. En la mayoría de las ocasiones la película terminaría cuando demuestra que se puede luchar con el sistema establecido, se convierte en el héroe y consigue a la chica. Lo sorprendente de este personaje es la evolución que sufre después de haber triunfado. Su familia le exige que la empresa crezca más rápido: ahora tiene un negocio y tiene que mantener su familia. Bajo estas exigencias comienza a traspasar líneas ética, económicas y ecológicas que terminan por arruinar el medio ambiente.
De esta manera el protagonista recapacita con una canción ("How Bad Can I Be?") sobre si lo que está haciendo está mal, o si simplemente está siguiendo las leyes del mercado, utilizando sus oportunidades; si se puede considerar maldad si dona si da parte de sus ingresos a la caridad, si está haciendo crecer la economía y hace felices a los clientes. Además la publicidad blanquea su imagen y sus abogados le defienden legalmente.
Esta canción es el elemento más sorprendente de la película, ya que plantea la maldad en uno de los protagonistas aunque esté siguiendo la lógica social y de mercado. Pocas personas se atreven a cuestionar de una manera tan personal, sabiendo las circunstancias del personaje, la ética de su trabajo y buscar el punto en el que comienza la maldad.
Una película que recomiendo, nos interese una u otra lectura:
Pero yo invito a hacer otra lectura. Porque desde la primera canción en la que se nos presenta la ciudad nos damos cuenta que hay algo diferente. Un mundo feliz sin árboles de verdad, donde las personas aceptan que no quieren saber dónde va su basura, donde los niños brillan al entrar en contacto con el agua; una ciudad satisfecha que no quiere cambiar:
En la ciudad hay una especie de alcalde que es el malo de la película. Lo curioso es que también es el fundador de una empresa enorme que fabrica cualquier cosa en la ciudad. Ese señor va acompañado de dos guardaespaldas enormes que tienen acceso a todas las cámaras de la ciudad, incluso a aquellas que se encuentran dentro de las casas de las personas. Peor que ese control es el que ejercen sobre las fronteras de la ciudad: aunque no hay una prohibición explícita de abandonar la ciudad, nadie sale nunca y es casi imposible hacerlo.
Además el personaje ejerce su poder sabiendo que lo que vende es idiota y perjudicial. Su producto principal son bombonas de oxígeno ya que el aire es tóxico; aunque en realidad en la ciudad se puede comprar de todo de plástico: incluso árboles que utilizan 96 pilas. En una escena de la película unos comerciales le presentan una nueva propaganda sobre botellas llenas de aire, con un vídeo que recuerda a la mitad de la publicidad de bebidas. La escena se cierra con la reflexión de que la nueva fábrica botellas empeorará todavía más el aire de la ciudad, lo que hará vender todavía más su producto estrella: aire artificial.
La búsqueda de los árboles (o trúfulas) perdidos se opone por lo tanto a los beneficios de la compañía. Como señala el malo:
"I make a living selling fresh air to people. Trees? They make it for free. So, when I hear people talking about them, I consider it kind of a threat to my business."
Una de las sorpresas de la película es la de un joven soñador que busca romper las expectativas de su entorno. Esa sería la descripción del 95% de los protagonistas de películas para niños. En la mayoría de las ocasiones la película terminaría cuando demuestra que se puede luchar con el sistema establecido, se convierte en el héroe y consigue a la chica. Lo sorprendente de este personaje es la evolución que sufre después de haber triunfado. Su familia le exige que la empresa crezca más rápido: ahora tiene un negocio y tiene que mantener su familia. Bajo estas exigencias comienza a traspasar líneas ética, económicas y ecológicas que terminan por arruinar el medio ambiente.
De esta manera el protagonista recapacita con una canción ("How Bad Can I Be?") sobre si lo que está haciendo está mal, o si simplemente está siguiendo las leyes del mercado, utilizando sus oportunidades; si se puede considerar maldad si dona si da parte de sus ingresos a la caridad, si está haciendo crecer la economía y hace felices a los clientes. Además la publicidad blanquea su imagen y sus abogados le defienden legalmente.
Esta canción es el elemento más sorprendente de la película, ya que plantea la maldad en uno de los protagonistas aunque esté siguiendo la lógica social y de mercado. Pocas personas se atreven a cuestionar de una manera tan personal, sabiendo las circunstancias del personaje, la ética de su trabajo y buscar el punto en el que comienza la maldad.
Una película que recomiendo, nos interese una u otra lectura:
- Una película para niños, con sus héroes, sus buenos, sus malos, sus canciones, sus carreras, sus bromas y su moraleja
- Una crítica al sistema capitalista, la falsa sensación de libertad, la publicidad, la obsolescencia programada, la crisis ecológica y la legitimidad del poder político