miércoles, 1 de abril de 2009

La Esclavitud en España y su literatura: poema racista de Quevedo

La esclavitud es un tema poco conocido por la población española. No tenemos muy claro si existió, suponemos que sí. El libro La poesía negrista de Mónica Mansour (México: Ediciones Era, 1973) da una buena imagen de la esclavitud en los terrenos hispánicos y las representaciones literarias que esto ha tenido, desde la imagen del negro en la Edad Media, el recurso literario de la "voz del negro" (o negrillo), hasta el movimiento de Poesía Negrista, sobre todo en Cuba con Nicolás Guillén.

En este libro también se recoge un poema de Francisco de Quevedo, Boda de Negros:

Vi, debe de haber tres días,
en las gradas de San Pedro,
una tenebrosa boda,
porque era toda de negros.

Parecía matrimonio
concertando en el infierno,
negro esposo y negra esposa,
y negro acompañamiento.

Sospecho yo que acostados
parecerán sus dos cuerpos,
junto el uno con el otro
algodones y tintero.

Hundíase de estornudos
la calle por do volvieron,
que una boda semejante
hace dar más que un pimiento.

Iban los dos de las manos,
como pudieran dos cuervos;
otros dicen como grajos,
porque a grajos van oliendo.

Con humos van de vengarse,
(que siempre van de humos llenos)
de los que por afrentarlos,
hacen los labios traseros.

Iba afeitada la novia
todo el tapetado gesto,
con hollín y con carbón,
y con tinta de sombreros.

Tan pobres son, que una blanca
no se halla entre todos ellos;
y por tener un cornado
casaron a este moreno.

Él se llamaba Tomé,
y ella, Francisca del Puerto;
ella esclava, y él esclavo,
que quiere hincársele en medio.

Llegaron al negro patio,
donde está el negro aposento,
en donde la negra boda
ha de tener negro efecto.

Era una caballeriza,
y estaban todos inquietos,
que los abrasaban pulgas
por perrengues o por perros.

A la mesa se sentaron,
donde también les pusieron
negros manteles y platos,
negra sopa y manjar negro.

Echólos la bendición
un negro veintidoseno,
con un rostro de azabache
y manos de terciopelo.

Diéronles el vino tinto,
pan entre mulato y prieto,
carbonada hubo, por ser
tizones los que comieron.

Hubo jetas en la mesa,
y en la boca de los dueños,
y hongos, por ser la boda
de hongos, según sospecho.

Trujeron muchas morcillas,
y hubo algunos que, de miedo,
no las comieron pensando
se comían a si mesmos.

Cuál por morder el mondongo
se atarazaba algún dedo,
pues sólo diferenciaban
en la uña de lo negro.

Mas cuando llegó el tocino
hubo grandes sentimientos,
y pringados con pringadas
un rato se enternecieron.

Acabaron de comer,
y entró un ministro guineo,
para darles agua manos
con un coco y un caldero.

Por toalla trujo al hombro
las bayetas de un entierro.
Laváronse, y quedó el agua
para ensuciar todo un reino.

Negros dellos se sentaron
sobre unos negros asientos,
y negras voces cantaron
también denegridos versos:

"Negra es la ventura
de aquel casado,
cuya novia es negra,
y el dote en blanco. "
Con este poema, Boda de Negros, Quevedo usa tópicos racistas existentes desde la Edad Media, como la relación entre negro y sucio, pecado e incluso demoníaco. El texto lo he sacado de esta página , aunque he colocado la puntuación del libro de Mónica Mansour.

Quevedo siempre me había caído mal...

3 comentarios:

Óscar Bribián dijo...

Lamentable cómo se usan los textos de escritores insignes para los propios propósitos. Señora mía, Quevedo no nació en el siglo XX. En su época el racismo era absolutamente habitual. De hecho, probablemente usted también lo habría sido. No olvide que a menudo pensamos según lo que se nos ha transmitido. Y en la época de Quevedo la sociedad no era, "socialmente", muy avanzada, ni transigente.

José Calvo Tello dijo...

Hola Óscar,
el hecho de que la mayoría de la sociedad de la época o que el poder fuese racista no repercute directamente en toda la población y menos debería hacerlo en los grandes pensadores y autores. En ese mismo momento había escritores que diabolizaban a los negros como se ve en el poema; otros que los trataban de manera digna, por ejemplo Quiñones, Góngora o Claramonte. Otros Los defendían y les dieron diversidad, dignidad y humanidad. En este grupo podemos incluir a Lope de Vega o a Sor Juana Inés de la Cruz. De hecho el trato extremadamente racista que tiene Quevedo con los negros es más bien una excepción dentro del abanico de autores de la época. La mayoría eran mucho más abiertos que él.

Por cierto, con lo de "señora mía" no sé si te refieres a Mónica Mansour, autora del libro al que hago referencia, o a mí, pero yo no soy una señora ;)

Anónimo dijo...

Óscar, entiende: en aquellos tiempo, no hoy, el racismo era permitido y tan bello que los ovinos se miraban mal sólo por el hecho de ser pintadas con diversos colores. Quevedo era uno de esos ridículos artificiales, humanamente hablando.

Armando Villanueva

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