miércoles, 27 de octubre de 2010

Los grandes autores despreciables y Dragó

La historia de la literatura está llena de gilipollas. Grandes genios en lo artístico que me alegran y disfruto cuando los leo (mi biblioteca está plagada de algunos de los nombres que voy a mencionar, algunos son mis autores preferidos), pero que, como personas, debían insoportables. O eso se dice de ellos y esa sensación suelen dar. Partiendo desde Quevedo llegando a Goytisolo, desde Espronceda a Juan Ramón; incluso había parejas cuya idiotez quedaba reconocida por el contrario como ocurrió entre Cela y Umbral. Algunos no debían ser tan malos, simplemente un coñazo, como Borges, Alberti, Baroja... Otros tontearon con la pederastia, como Machado o Gil de Biedma. La relación entre lo genial y lo despreciable es tan común que la gente que quiere tener genio, pero no lo tiene, desarrolla la imbecilidad para pasar desapercibido entre tanto artista.

Para los que escriben es fácil esconder ante la opinión pública que son unos gilipollas. Es más, es fácil esconder cualquier cosa. Cualquiera puede escribir una novela de 1700 páginas defendiendo a los nazis y luego decir que ese libro es un juego literario y que en realidad es un alegato contra los nazis. Y a quien dude de su palabra se le dirá que no entiende nada de literatura, que hay que diferenciar al autor de la voz narrativa (o poética) que usa y de los personajes que aparecen.

Es algo que se debe aprender cuando estudias literatura en la Universidad. La idea de leer las obras como autobiográficas está desfasada. Si una chica escribe un poema describiendo un beso con otra chica, no significa que la autora sea lesbiana. Yo mismo podría decir mañana que todo este blog ha sido un juego literario, que me he inventado una voz blogeriana que tiene mi mismo nombre pero que nada tiene que ver conmigo en realidad. Que yo, realmente, no soy europeísta, ni de izquierda, ni pienso sobre el arte ni la lengua nada de lo que aquí he dicho. Que yo soy franquista aislacionista y que todo el proyecto eumanismo es una demostración de lo mediocres e idiotas que son los jóvenes europeístas. Claro que quien me conozca realmente sabrá si en realidad soy europeísta o franquista.

También podría ocurrir que Sánchez Dragó reconozca haberse follado a un par de niñas japonesas de 13 años, probablemente prostitutas, en plan turismo sexual. Y que nos restriegue que no podamos hacer nada, que el delito ya ha prescrito y que él es el más listo. Pero tranquilos, que al día siguiente nos dice que era broma, que no fue exactamente así, que aquello era un juego literario. Nos partimos de risa todos mientras recapacitamos sobre los conceptos narratológicos que explican que no era el falo erecto del Dragó-autor el culpable de pederastia, sino que una niña tenía en la boca el pene del Dragó-voz-narrativa y la otra japonesilla era sodomizada por el del Dragó-protagonista. La polla narrativa, tú. Claro que quien conozca realmente a Dragó sabrá si es o no un pederasta orgulloso de serlo.

Los que, gracias a Dios, no conocemos a Dragó podemos pensar que la diferencia entre los autores que nombraba al principio del post y Dragó es que de los primeros se nos olvidan sus fallos; de Dragó se nos olvida que sabe escribir.

4 comentarios:

Lorena dijo...

Sabes que me encanta cuando haces posts así de mordaces. Pero... sabes qué pronto vendrán fans de Sánchez Dragó a protestar, ¿no? Es el sino de tu vida.

José Calvo Tello dijo...

Lo bueno es que los talifans de Dragó son menos y menos exaltados que los que tú y yo sabemos :)

¿Sabías que "sino" en portugués significa 'campana'? ¿No es genial la metonimia entre destino-muerte-entierro-iglesia-campanario-campana?

Agrio dijo...

La única frase de este señor con la que estoy de acuerdo es «no te sientes en la mesa, que la tiene que sujetar Campillo que si no se vence». Mítico.

Agrio dijo...

La única frase de este señor con la que estoy de acuerdo es «no te sientes en la mesa, que la tiene que sujetar Campillo que si no se vence». Mítico.

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