Recuerdo la impresión que tuve cuando vi por primera vez esta escultura en el
Parque de las Naciones, en Madrid. El otro día, perdido y rodando, llegué hasta allá. De pequeño, tuve la sensación de estar en un cuento de Lovecraft, sin haber leído nada de él. Es una bofetada de imaginación entre lo armónico y lo siniestro.
Como veis, el título, "
Dedos", deja mucho que desear...
Hay una escultura igualísima en Punta del Este, Uruguay.
ResponderEliminarLa otra mano? En la se puede leer (mal) que el escultor era chileno.
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